Por Felipe Jiménez Ch.
San Sebastián Zinacatepec.- Una ofrenda monumental fue colocada en la explanada del Palacio Municipal de San Sebastián Zinacatepec, donde las personas de la comunidad podrán colocar una veladora o el retrato de sus seres queridos para recordarlos en estos días.
Mario Huerta, Presidente Municipal de San Sebastián Zinacatepec, aseguró que esta ofrenda monumental se colocó con el apoyo de comerciantes y panaderos del municipio los cuales aportaron diferentes productos.
Muchas personas más enviaron la fotografía de sus familiares, la cual fue plasmada en grupo para colocar en el altar.
De acuerdo a las tradiciones que se tienen en el municipio, este 1 y 2 de Noviembre recuerdan a sus seres queridos que perdieron la vida por situaciones naturales o por algún accidente.
Refirió que la celebración del día de muertos es una de las tradiciones más relevantes de la comunidad de San Sebastián Zinacatepec y de acuerdo a las costumbres y tradiciones de nuestro pueblo, podemos decir que los preparativos comienzan con ir al panteón por las cruces para repararlas, pintarlas y adornarlas; posteriormente, irlas a bendecir.
Mencionó que el día en que se colocan los majestuosos altares con las ofrendas, y otros no tanto, depende de la edad, causas de fallecimiento y hasta su estado civil.
A partir del 28 de octubre, en las calles del pueblo ya se comienza a oler el aroma a incienso debido a que en ese día se ofrendan a las personas que murieron a causa de un accidente o suicidio.
Para el 31 de octubre es dedicado a los niños, jóvenes y personas adultas solteras; y el 1 de noviembre, a las personas adultas que se casaron.
Los altares son adornados con los colores morado y blanco para los adultos; y para los niños, jóvenes y personas adultas solteras es de color blanco.
Sobre la mesa del altar es colocado hojas de plátano y forrados los laterales con papel o manteles y sobre ella se ponen las ofrendas en tenates a los hombres y en canastas a las mujeres; y para los niños son en canastas y tenates en miniatura.
En ellos se coloca fruta de temporada, “pantochi” (pan de conejo), hojaldras y una cera, además se acostumbra que el altar de los niños se adorne con flores blancas, agua, dulces, galletas y/o juguetes. En la de los adultos, principalmente se coloca lo que a la persona le gustaba en vida como puede ser el mole y/o pipian o su comida favorita, tamales, dulce de calabaza, agua, refrescos, cervezas, aguardiente y cigarros; también se adorna con flor de muerto (cempaxóchitl), reinas de colores y moco de pavo (terciopelo rojo).
Desde el momento en que se van poniendo las ofrendas se va nombrando a la persona a quién le pertenece la canasta o tenate y después se inciensa el altar para dar la bienvenida a los difuntos y debe ser al medio día por que se tiene la creencia que a esa hora llegan.
Sólo a las personas ofrendadas el día 31 de octubre se les recibe y despide al siguiente día con cohetes. Durante todo el día del 1 de noviembre las campanas de la parroquia están doblando.
El piso es tapizado con pétalos de cempaxóchitl y con las flores, al centro, se forma una cruz; así mismo se traza un camino de pétalos desde el altar hasta la entrada principal de la casa, recordemos que esta flor es considerada símbolo de luz y de esta manera nuestros seres queridos sabrán donde están sus ofrendas.
Asimismo, la noche del 31 de octubre niños y niñas con disfraces rústicos de calaveras y diablos, salen a pedir su “calaverita” a con canticos pintorescos y en la del 1 de noviembre, grupos de señores y jóvenes doblan las campanas de la parroquia, mientras otros compañeros van por las calles a tocar casa por casa a pedir pan con la frase en náhuatl “se pantochi pa’ tlatzilinicque”, es decir, un pan para los que están repicando.
El 2 de noviembre desde de muy temprano las personas salen de sus casas y se dirigen al Campo Santo a visitar a sus difuntos llevando consigo flores, cruces, veladoras, palas y machetes, cubetas, botes e incienso. Durante el día puede oficiarse una o dos misas en el panteón por el descanso eterno de las almas de los fieles difuntos.
Las tumbas se adornan con flores, sobre ellas se colocan cruces de cempaxóchitl y/o pétalos y en la cabecera de la tumba se coloca la cruz adornada con flores y se inciensa el lugar.